MI HIJO ADOLESCENTE, ESE GRAN DESCONOCIDO

¡¡¡Hola queridos lectores!!!
Nuevamente los saludo con mucho gusto desde esta columna, esperando contribuir en algo para mejorar su salud mental.
El tema que nos ocupa en esta ocasión, son los y las adolescentes, esos grandes desconocidos.
De repente no sabemos ni cómo, ni cuándo, ni por qué, pero nuestro pequeñín/a dulce y tierno se ha convertido en un ser extraño, aislado, malhumorado, retador, rebelde y muchas cosas más, pero tampoco los vamos aquí a satanizar, creo que ustedes saben muy bien a lo que me refiero.

La adolescencia, o como dijera mi prima Lety, la “horroresencia”, es sin duda una de las etapas más complicada de la vida, y es que en su definición está la prueba, el que adolece, padece, sufre.
Es una etapa llena de cambios hormonales, físicos, cerebrales y mentales por lo que no es para menos que sea complicada tanto para el que la transita como para los que lo rodean.
Y es que no es fácil adecuar y manejar los nuevos pensamientos, sentimientos y dudas que atacan sorpresivamente al adolescente, ya que pueden pasar de la tristeza a la felicidad en cuestión de segundos y por razones insospechadas además.
También está su cuerpo al que lo pueden odiar y querer al mismo tiempo, sus mejores amigos se convierten en sus peores enemigos y su cabeza se llena de dudas que no saben cómo responder.
Y a nosotros, sus padres, nos quitan de un jalón la capa de superhéroes para convertirnos en super-villanos y ahí es en donde entramos entonces ¡los super-psicólogos en acción!

Primero que nada respiren profundo y sepan que la adolescencia pasa, aunque a veces parezca interminable, pasa, y ese ser extraño irá encontrando su lugar en este mundo y se irá formando su personalidad.
Y si los lazos que hemos forjado con ellos desde su infancia son fuertes, nos irá acomodando nuevamente en su vida. Así que paciencia padres y madres, mucha paciencia, que todo pasa.
Y ya con calma, relajados, piensen y platiquen entre ustedes como quieren educar a sus hijos, aquí sí, padres separados, únanse en esto, recuerden que su labor como padres no es ser sus amigos-as, sino sus padres.
Son los que tiene que poner límites y orientarlos en lo que ustedes consideren que está bien o mal, pero por favor, sitúense en el mundo actual, de tecnología y precocidad sexual, siiiii, no podemos mirar a otro lado, lo que nosotros vivimos ya pasó y el clásico “en mis tiempos no pasaba tal o cual cosa……” no nos sirve de nada.

Ojo con la barrera generacional, hablemos abiertamente de sexo, drogadicción, alcoholismo o abuso escolar con nuestros hijos, sin prejuicios ni tabúes, y si no saben algo de lo que les pregunten, pues consúltenlo, busquen con ellos las respuestas.
Ustedes deciden si quieren ser unos padres represivos o comprensivos. Sean firmes y justos en sus decisiones, todo se puede ser en su justa medida.
Yo les invito a acercarse a sus hijos, aunque muchas veces nos encontremos con un letrero de “no molestar” en la puerta de su habitación, escúchenlos, ténganles confianza pero estén muy atentos a todo su alrededor, porque el mundo de las drogas y el alcohol está ya a su alcance y puede ser un terrible aliado y consolador para nuestro incomprendido y vulnerable adolescente.
Si quieres ver el artículo original en la revista Vida y Estilo Oaxaca, ve al siguiente enlace:
Psicología Día a Día – Revista Vida y Estilo Oaxaca (revistavidayestilo-oaxaca.com.mx)